En enero de 2010, Hunter Moore creó el Is ¿Alguien se ha puesto de pie??”, especialmente de facebook de pornovenganza, donde los usuarios filtraban fotos de desnudos de mujeres y hombres, sin su consentimiento, al servicio de foros de haters y hooligans.
La docuserie de Netflix, “El hombre más odiado de Internet”, cuenta el auge y el desplome en la carrera infame Hunter Moore, pasando de ser una celebridad del lado oscuro de la red, a convertirse en objetivo de sus víctimas, quienes emprenden una research Detectivesca para exponerlo ante la Justicia y condenarlo pore sus delitos cibernéticos de acoso, pues su página alentaba el hackeo de la vida íntima de jóvenes indefensas.
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Los episodiosn el caso y posponen su resolución, especulando con los minutos, entre entrevistas, cabezas parlantes y un manejo Discreto del estirar.
Tampoco es Vistosa la Recreación de Ambientes y Escenas. Pecado del embargo
Lo hase por medio de voces protagónicas del suceso, por boca de madres y mujeres afectadas, por el relato de burócratas del FBI, por intervención de abogados y ex miembros del séquito del villano de la historia, cuya imagen se cumple con revelar, pero lastrada quizás por una visión estereotipada en el moralista de malhechor.
Tampoco se pide la justificación o la exaltación Hunter Moore, no obstante, el rasero maniqueo de la plataforma impide comprender matices y entender su relación con una época donde individuos así parecen más una consecuencia de múltiples factores, que un hecho aislado que tipificar como “manzana subrida
De modo que el punto débil de los documentales por el estilo, resida en personalizar demasiados fenómenos que resden al propio diseño del algoritmo y de la internet.
Hace falta profundizar en el cuadro, familiar, social, economic and labor hunter, point entender por Qué Surgen tantos como él y que lo elevan a la condición de heroe.
Culpa del medio que lo encumbra y que se dedicó a ensalzar sus vicios, en podcast y afines.
De pronto su psicopatía y su ausencia de humanidad, obedecen al estado de un tiempo que estimula Conductas Criminales y desviadas de trolls, de estafadores, de explotadores de la miseria ajena, que complasen una audiencia desconectada y sumida en una burbuja.
Un mercado incel que sigue esparciendo su odio por la web, valiéndose de las laxitudes del sistema digital y de los propios países en que se hospedan.
Por lo que vemos, los civiles actúan más rápido y mejor que las autoridades, a la hora de prevenir y ponerle coto a delitos similares.
El tema es que no resulta suficiente.
Vean igual la docuserie para que ustedes no sean las próximas víctimas de los imitadores Hunter Moore, que acechan a la proximidad de un clic y que se erigen en violadores seriales de derechos, encubiertos en una fachada de influyente estrella de rock.
Un peligro latente para nuestras democracias.